ÚNICO TESTIGO
Nicolás Montiel PuertaLa conocía de toda la vida. El roble, plantado en una primavera de hace doscientos años, meció entre sus ramas a Elena, cuando era una niña. Y fue testigo de su primer beso, y fue respaldo de sus suspiros, anhelos y sueños. El asesino de Elena, recurrimos al manido tópico, no parecía ser capaz de hacerle daño a nadie y, sin embargo, la apuñaló 23 veces. Antes de la agresión, ella procuró razonar con él, pero únicamente consiguió aumentar el sinsentido de su ira. Ella se abrazó al roble para que volviera a mecerla, para que la salvara.
Esta mañana, previa formación de la comisión judicial y tras una confesión interesada, se ha procedido a la reconstrucción de los hechos. Cuando el asesino se ha aproximado al roble, casualmente se ha desprendido una rama que ha impactado en su cabeza. Ha muerto en el acto. Que no descanse en paz.
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Amigo Nicolás, literatura en estado puro, es a lo que nos tienes acostumbrados.
Un abrazo.
Eres muy generoso, amigo Guillermo, como siempre. Un abrazo
Precioso relato, Nicolás, entre el realismo mágico y tu magia literaria. La justicia cósmica o kármica o como quiera llamarse personificada en ese roble protector con título de película.
Una historia redonda, como sólo tú puedes hacerla.
Mi voto y suertísima, otro más en lo alto para la terna del premio de este mes… qué dilema!!!
Un fuerte abrazo y muxus!!!
Marta
Tú si que eres mágica, amiga Marta. Muchas gracias por tu apoyo incondicionalmente confinado. Muxus!!!
Queridísimo Nicolás.
Como dice Martutxi, quizás, fuera el karma el que -en esta ocasión- sí ha tenido a bien dar su merecido a quien no merecía otro final.
Me gusta la frase de inicio, que tantas veces hemos escuchado y la frase que lo cierra (que brilla por su originalidad).
Es un micro maravilloso, me llena de esperanza imaginar que haya «algo» que aplique, con ramas o con bolas de nieve, lo que muchos malnacidos merecen.
Un abrazo enorrrrrme y suertísima.
Pd: Los Confis vuelven a la carga.
Los Confis este mes atacan formando una escuadrilla de cazas kamikazes. Es un honor, como siempre, estar en la lista en la que tú estás, Towi. Un abrazo tan amplio como tu inabarcable talento.
Bello, casi poético. La justicia (o venganza) del roble, y un rotundo final. Mucha suerte, Nicolás.
Un abrazo.
Muchísimas gracias, Ana Isabel. Celebro que te haya gustado. Un abrazo
Me ha encantado tu relato, Nicolás. Primorosamente escrito, sencillo y mágico a la vez.
Te deseo muchísima suerte y te mando un gran abrazo.
Muchísimas gracias, Almudena. Eres verdaderamente amable. Un abrazo y suerte también para ti.
Grande, Nicolás!! Tierno y duro a la vez tu relato; me gusta el juego de contrastes al que nos tienes acostumbrados. Mi voto para ese roble que «las mata callando». Suerteeeeee
Como es natural, iba a poner un olivo en lugar del roble, pero me pareció más contundente. Muchas gracias por tu comentario y tu apoyo. Suerte también para ti. Besos.
Justicia natural podríamos decir y poética también. Enhorabuena, Nicolás un placer leerte siempre.
Muchas gracias, Juan Manuel. La Naturaleza tiene sus propias leyes, por lo general mucho mejores que las humanas. Un abrazo
Debería haber más ramas así, de las que se dejan caer. Un abrazo Nicolás.