Imagen de perfilPequeños pasos

ANA MARIA VIÑALS LORENTE 

Razonar con mi interlocutor a través del teléfono para aclarar la factura de la luz, me resultó imposible. Una voz automatizada repitiendo el manido mensaje hizo que entrara en cólera: que si marque el uno, que si marque el dos…En mis años de formación como jurista, jamás me había enfrentado a un reto tan grande como ahora en la vejez.
Tras días encerrado en casa para preservar mi frágil salud frente a las alergias propias de la primavera, decidí salir de casa para reunirme con Paco. Abatido, le hice una confesión a mi antiguo colega de profesión: me sentía un inútil.
Aprovechando nuestros conocimientos jurídicos, me animó a unir fuerzas y estudiar la manera de que las leyes cambiaran para que los mayores fuéramos tomados en cuenta.
Con una pancarta que decía “Somos viejos, no tontos”, nos plantamos frente a los medios. Habíamos dado el primer paso.

 

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