Imagen de perfilEL PROBLEMA LEGAL

Jesús Marinetto Iglesias 

Mi amigo Sherlock se puso a razonar con un elegante individuo de formación legal. Andaba tras una ambiciosa pista que se le estaba resistiendo. Una joven fiscal había huido con un magistrado entrado en años, abandonando la vocacional profesión de la noche a la mañana y sin ningún tipo de razón ni lógica alguna. Le preguntó al abogado sobre la validez de una confesión emitida bajo coacciones. El letrado realizó, entonces, una disertación y un alegato mediante un argumento harto manido y repleto de extrañas e incomprensibles justificaciones, eximentes y atenuantes. Estaba claro que sus argumentos jurídicos no satisficieron a mi socio que seguía cavilando sobre lo extraño de aquel desliz. Yo estaba convencido de que la confesión estaba viciada de amor, se trataba de un acto pasional, y cuando lo comenté con mi amigo el detective, sentenció el caso con un: «Elemental, querido Watson, ¡es culpa de la primavera!».

 

 + 6

 

Queremos saber tu opinión