Imagen de perfilRECIÉN PINTADO

Rosalía Guerrero Jordán 

Me costó demasiado tiempo decidirme, y a punto estuve de retirar la denuncia al conocer a mi abogado de oficio. Era un señor hastiado de la vida y carente de empatía hacia mi caso. Confieso que casi me derrumbé.
Por suerte, en la asociación me recomendaron una alternativa asequible para la acusación particular. Se trataba de una joven con el pelo violeta, que compensaba su inexperiencia con la energía y la vehemencia propia de la juventud.
La contundencia con que presentaba las pruebas y la solidez de sus argumentos hacía palidecer al mismísimo fiscal. Era cuestión de tiempo que surgiera una amistad entre nosotras de manera natural.
Hoy, después de perder parte de mi juventud entre golpes y humillaciones, hemos comenzado a pintar las paredes de nuestro nuevo hogar.
No se me ocurre mejor manera de renovar mi vida que hacerlo a su lado.

 

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