Imagen de perfilDE VOCACIÓN: ABOGADO

Miguel Ángel García Rodríguez 

Como es natural en algunos adolescentes cuya arrolladora energía no se sabe canalizar bien, tomé la alternativa equivocada, me rodeé de compañías poco recomendables e hice cosas de las que me arrepentiré siempre.
Tras haber estado varias veces en comisaría y haber recibido varias multas, llegó el día en que me tuve que ver delante de un juez.
Con la desesperación de a quien le queda una última bala, mis padres contrataron a un asequible pero excelente abogado para que llevara mi causa.
Lejos de ser el primero de los juicios que me llevarían a la cárcel, aquel voluntarioso abogado no sólo logró salvarme de prisión, sino ser un ejemplo y renovar el resto de mi vida.
Hoy día soy yo el abogado y acabo de recibir a unos padres desesperados por su hijo. No tienen dinero suficiente para contratarme, pero ni ellos ni su hijo lo sabrán nunca.

 

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