ENREDADOS EN EL VIENTO
Belén Basarán Conde—Tiene la palabra para conclusiones.
—Gracias, Señoría, pero –con su venia– omitiré mi argumentario remitiéndome a los puntos correlativos que constan en la demanda porque, la verdad, la razón que me trae aquí es ajena a ella: he debido litigar en todos los partidos judiciales hasta dar con usted.
El abogado hizo una pausa y la magistrada lo miró sorprendida e interrogante.
—Llámeme mentecato si quiere o expúlseme de su sala si la ofendo, que la abandonaré con premura, pero no he podido olvidarla.
—Letrado… —Iba a reprenderle con dureza cuando aquél puso algo sobre el estrado que ella reconoció inmediatamente.
—Éramos compañeros de Facultad y me bordaste esta cinta tras una ronda con mi Tuna y pasar la noche juntos, pero no volvimos a vernos. Quizá no sea tarde para…
La jueza abrió un Código Civil y sacó un clavel de entre sus hojas.
—¡FERNANDO! Se suspende la vista.
+15
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Cupido también anda haciendo de las suyas entre las togas.
Suerte, Belén.
Sí, los juristas también tenemos nuestras pasioncillas. Gracias, Manuel, e igualmente aunque a ti te hace poca falta la suerte.