Nochebuena

Marta Trutxuelo García · Andoain (Gipuzkoa) 

Sonrió. ¡Por fin una Nochebuena en familia! Colgó la toga, cerró el armario y ante el abogado se abrió un horizonte de interrogantes: el plazo del vencimiento era el 24 de diciembre… ¿Por qué habría cambiado el juez la fecha de la vista para el día 26? Precisamente él, el implacable juez “pena máxima”. La nube de cavilaciones se disipó cuando el repique de las campanas de la iglesia recordó al letrado que tenía que tomar un avión para reunirse con su familia. Delante de la balaustrada de columnas que coronaba la sala de audiencias, en el estrado, el juez “pena máxima” volvía a abrir un sobre color mandarina que contenía un papelito garabateado con una ingenua caligrafía: “Querido Papa Noel. Sólo quiero un regalo: que mi papi venga a casa en Nochebuena. Gracias. ¡Ah! He sido muy buena. Y mi papi también”. Sonrió. ¡Por fin una Nochebuena en familia!

 

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