Hijo

José Manuel Alonso · Oviedo 

En un motel de carretera, presunto hotel, recito de nuevo mi declaración para un abogado de caro traje hecho a medida y sonrisa blanqueada. Frunce el ceño, piensa y recibo una nueva corrección. Sí, preparamos a conciencia mi falso testimonio, clave en el juicio de blanqueo de dinero que se está constituyendo en serial televisivo. No me echen nada en cara; la honradez y los principios ebullen hasta un estado gaseoso que se escapa fácilmente cuando la vida de un hijo está en juego. Sólo deseo volver a pasear con él por el parque, verlo compartir su barquillo con los patos y disfrutar de su cara extasiada a cada sorbo de gaseosa. En tales circunstancias no hay pacto rechazable. Me revuelvo en el banquillo, tan nervioso como el día de su parto, y un puñado de mentiras preparadas se convierten en verdad: “¡… hijo!”.

 

 

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