DESDE EL OTRO LADO

Héctor Vallés Gisbert · Chiva (Valencia) 

La resaca del temporal inundó la playa de cachivaches. Junto a ellos, como un trasto viejo más, yacía el cadaver del magistrado. Los periódicos publicaron la foto en primera página, «… sin indicios con los que resolver el caso, la policía trabaja en la identificación de lo que parece el cuerpo de otro indigente…» Le reconocí al instante por el tatuaje del pecho. El número phi, el de la divina proporción…, el de nuestra hermandad. Nos captaron al principio de la carrera. Nuestros expedientes destacaban. Él se preparaba a judicatura desde cuarto curso, a mí me tiraba más la política. Prometieron desvelarnos misterios inalcanzables al común de los mortales, situándonos en las posiciones que mueven los hilos…, y, confiados, prestamos juramento. Cuando cruzas los límites naturales, no hay escapatoria. No la tuvo él, ni la tuve yo. No tuve tiempo de pedir socorro, ni de avisarle… que sería el siguiente.

 

 

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