Imagen de perfilMUJER DE BANDERA

Ana Isabel Rodríguez Vázquez 

Mi abuela crió a cuatro hijas. «Doña mujercitas», la llamaban con sorna los vecinos de mentes acartonadas. Pero poco le importaban las burlas a una madre tenaz y perseverante, que logró conciliar el bufete con los pañales, y que agitaba el polvo de los juzgados con la toga manchada de chocolate. Una abogada de las que pelearon por eliminar la brecha de género. Que, a pesar de las dificultades, envío a sus hijas a la universidad y las educó en la libertad y el respeto.
Con ella de la mano, acudo hoy a mi primera manifestación. Una de esas en las que el color violeta inunda las calles. Donde, a voz en grito, se llama a legislar por la igualdad entre hombres y mujeres.
Me gusta caminar a su lado agitando esta bandera, aunque la abuela dice que el verdadero triunfo sería no tener que manifestarnos.

 

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