Imagen de perfilCUSTODIA COMPARTIDA

Rosalía Guerrero Jordán 

En mi interior estaba convencida de que aquello no podía salir bien. Que tendría que pagar un precio para huir de la condena de vivir a su lado.
En el juicio por la custodia alegué las facilidades de conciliación que me permitía mi precario trabajo de media jornada. Él, que mi estado mental me incapacitaba para cuidar de nuestros hijos.
Y a pesar de que en el informe psicológico forense que solicitó el juzgado constaba que él era la causa más probable de mi depresión, el juez dictaminó custodia compartida en distinto domicilio.
Pero igual que se cansó de mí, no tardó en cansarse también de sus hijos. Ya me lo advirtió la abogada de la asociación: «Solo quiere la custodia para hacerte daño».
Ayer firmamos un nuevo acuerdo. Por fin, vuelven a casa.

 

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