El cuento del abogado
Jerónimo Hernández de CastroCada noche, a su regreso del bufete, el susurro de su hijo al otro lado del pasillo reclamaba lo que en justicia le correspondía. No podía negarse y, sin quitarse la corbata, se sentaba en la cama del pequeño para construir una historia con sus vivencias de la jornada. Hoy trataba de tres cerditos que edificaron sus casas cumpliendo la normativa del ordenamiento urbano. Un lobo especulador les acosaba para que las cedieran a cualquier precio a la sociedad que representaba, controlada por un malvado fondo de inversión. Dos de ellos cedieron a la presión del astuto comisionista, pero el tercero, el más resiliente, se mantuvo firme acogiendo a sus hermanos en su vivienda.
Entonces, sin ideas para el desenlace, comprobó aliviado que el niño se había dormido. Él, ahora, ya podría conciliar el sueño; ilusionado por encontrar al día siguiente el material para ese final feliz que tanto necesitaba.
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Cuando nos hacemos adultos el mundo se vuelve mucho más gris. Quien conserva a su niño interior tiene un punto de vista diferente, quizá el que le haga triunfar y ver soluciones donde otros ya no son capaces. La reinterpretación del cuento clásico y la dedicación a su hijo de este abogado, lejos de ser una tarea impuesta, le ha facilitado la respuesta que necesitaba. Los cuentos pueden terminar con final feliz, los casos judiciales también.
Buena historia con buena perspectiva.
Un abrazo y suerte, Jero
Muchas gracias Ángel. La fantasía y la realidad nos acompañan en la vida. El padre juega con ambas para estar cerca de su pequeño y seguir adelante en su tarea cotidiana. Tendremos que resistir!
Un abrazo
Espero que tu abogado de verdad encuentre ese final feliz que, su hijo, como todos los niños, merecen y tienen derecho a exigir. Un relato muy bueno, que desprende al mismo tiempo calidez y desazón. Enhorabuena, mi voto, y un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario y por tu voto Nicolás. Dos finales, buscados y felices, para la historia del padre y del niño. Ojalá ambos los encuentren. Un fuerte abrazo
El cuento, seguro, acabará feliz a los ojos del niño, pero el abogado necesita también que la magia arrope a la injusta realidad y dé sentido a su vocación. Estupendo relato. Jero. Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tu comentario. Esa búsqueda del abogado es quizá lo mejor de la lucha diaria de su profesión. Ojalá él y todos nosotros lo vayamos econtrando
Un fuerte abrazo
Seguro que tu protagonista hará lo imposible por encontrar ese final feliz que merece su hijo.
Mucha suerte para tu cuento muy real, Jero. Y mi voto para la fantasía.
Besos apretados.
Muchas gracias Pilar! Todo lo mejor para ti también y un beso enorme
Ojalá en la vida profesional todos tuvieran su desenlace y su final feliz, o al menos un trabajo justo en el que poder mejorar las vidas de los que están a su alrededor. Como padre tu prota sin duda hace más que bien su trabajo. Puede dormir muy tranquilo.
Mucha Suerte,Jero
Muchas gracias Esperanza! Toda la suerte del mundo para tí también.
Un gran abrazo
Espero que el padre y abogado encuentre la inspiración para darle un final feliz al cuento que dejó inacabado. Un final feliz a ese cuento en cierta medida es dárnoslo a nosotros también. Mi voto y enhorabuena.
Muchas gracias Juan Manuel. Seguro que si tenemos paciencia conseguiremos entre todos ese ansiado final feliz.
Un fuerte abrazo
Me encanta, Jerónimo.
Tú no vienes siempre con el mismo cuento.
Un abrazo
jejeje Muchas gracias Margarita. Un poco cuentista quizá
Un abrazo grande