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Marta Trutxuelo García 

Mellizos… chica-chico… ¿diferentes? No tanto, pienso mientras ella aprieta mi mano y él los dientes ante las embestidas de sendas agujas.
“¡Qué valiente!”… “No te quedará cicatriz, guapa…”… el eco de esas afirmaciones dibuja otra brecha similar a la que lucen mis hijos, que se abre todavía más cuando la monitora de la guardería más cercana a nuestro bufete ofrece una muñeca a mi hija, y al niño, un balón.
—¿Lista para un par de casos?—y explico lo sucedido en urgencias y en la guardería a mi hermana melliza, que observa preocupada las vendas de los niños. — Merecen que les denuncie por discriminar por género y desigualdad de trato a tus sobrinos.
—Hay brechas que no se cierran con un par de puntos, Jon. Pero soy positiva, siempre hay oportunidades para cambiar: hoy por fin un cliente me ha tratado como abogada, no como la secretaria de Leiva hermanos.

 

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