Imagen de perfilPENA DE CARTÓN

FRANCISCO MANUEL AGUADO BLANCO 

Nunca había tenido un cliente ventrílocuo. Pero ahí estaba con la denuncia sobre mi mesa. Un espectador la había interpuesto al sentirse ofendido por la forma en que su muñeca de cartón se refirió a él en un momento dado del espectáculo. Fui la noche de ese mismo día a verle actuar. Era curioso escuchar aquella voz femenina y sensual en contraste con su presencia tan varonil. Pero lo labios los movía ella que, vestida de novia con falda de transparencia y con cara de maldad perversa, sostenía en una de sus manos una piruleta multicolor que de tanto en tanto lamía de manera lasciva. Al día siguiente le advertí la necesidad de actualizar su espectáculo que para mí resultaba de humor grueso, algo trasnochado y, efectivamente, susceptible de levantar ampollas en las pieles más sensibles de la concurrencia. Entonces ella se puso a llorar de una manera tan desconsolada…

 

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