San Juan

Emiliano Fernández Sans · MADRID 

No está nada mal, empieza el verano. Pronto llegará agosto, mes inhábil sin ningún pleito. Mientras ahora contemplando como se quema esa hoguera en la playa, siento que mi vida tiene necesariamente que cambiar. Se acabaron las tardes sin final y los casos complicados en el juzgado. Los clientes carcelarios y los divorcios inhumanos. Jamás volveré a perder la clave del ordenador del despacho. A partir de mañana, el menú de mi vida será jugar al golf, al tenis con los amigos del club y los viajes, a países exóticos, con mi mujer. Ya nunca más tendré que defender a tipos por cobrar una comisión fuera de lugar. Es fantástico. De repente zumba el despertador. Son las siete de la mañana. Me seco la boca. Miro a mi alrededor para orientarme. Debo afeitarme con rapidez, ponerme la corbata negra de sala y no llegar tarde al trabajo.

 

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