Mi penalista

CECILIA EMILIA CARMEN VIOLANTE YAí‘EZ · CASTELLON DE RUGAR, VALENCIA 

Mi abogada penalista no formaba parte de ninguna comisión determinada, tampoco era renombrada. La escogí casi azarosamente buscando en las guías. Hacía días que me encontraba hundido en lúgubres preocupaciones. Desde mi desolación de hombre caído en desgracia, había dado rostro a esa joven voz. Y mi retrato imaginario se materializó.
Me costó encontrar su despacho, casi escondido en un centro de negocios de construcción reciente. Me abrió ella misma la puerta. Era una profesional novata debatiéndose entre toneladas de papeles. Evidentemente yo era uno de sus primeros clientes y su fervor profesional era como una hoguera chisporroteando frente a tí. Sentía mi pleito como si fuera su problema. Ella poseía la clave de la autoconfianza que en menú de la vida no puede faltarte. No pudo hacer mucho por mí, pero nunca olvidaré su humanidad. Tal vez, una virtud de los profesionales novatos que con el tiempo se desgasta.

 

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