Justicia de piedra

Daniel Domínguez Repiso · A CORUÑA 

Una hoguera alumbraba la cueva del prehistórico tribunal. Nug era juzgado por “presuntamente” haber robado la pata de un jabalí que la familia Caslam tenía de menú para una semana. Antes los pleitos se arreglaban a garrotazos pero ahora una comisión de ancianos impartía justicia. Nug negaba los cargos y afirmaba haberse encontrado el jamón junto al riachuelo. Caslam decía que “mucha casualidad”, máxime con la bandada de buitres que anidaba por los alrededores. Los gritos se oían a kilómetros. La prueba de cargo estaba en “estrados”. El presidente del tribunal indicó algo a un ayudante, que salió corriendo. Al poco, regresó entregando un objeto al anciano que, ceremonioso, se acercó a la pata en litigio y dio la clave: “Este es el hueso de la otra pata del jabalí, idéntica a la robada. Nug te condeno a que abandones la tribu hasta que traigas un jabalí entero a Caslam…”

 

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