Todo irá bien

Javier de Pedro Peinado · La Alberca (Murcia) 

La tarde es esplendida. Camino por la calle enfundado en un elegante traje blanco de lino, con el auto de sobreseimiento bajo el brazo. Siento que nada puede ir mal. En el restaurante me espera la abogada de largas piernas y escote pugnaz, cuya brillante estrategia y eficaces argumentos son la causa de mi dicha. La cena es perfecta. Al salir le tiendo el brazo y ella acepta la ofrenda, cobijándose junto a mi hombro mientras caminamos hacia el club de jazz. Saludo a los músicos; chasqueo los dedos y el camarero acude; nos sentamos bajo la fotografía de John Coltrane y me acerco al oído de la dama para acariciarlo con palabras que se deslizan al ritmo del saxo… El psiquiatra de la prisión le interrumpió: —Dejémoslo aquí. Creo que le reduciré un poquito los antidepresivos. Como mañana tiene el juicio, no habrá sesión. Le deseo buena suerte.

 

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