Defensa de locura

Eugenio Arribas López · Collado-Villalba (Madrid) 

En el curso de una conversación informal en el Juzgado de guardia le comenté mi problema. Se presentó entonces como letrado, para ofrecerse enseguida a llevar mi caso desde la misma instrucción. En los meses posteriores, siempre nos vimos en cafeterías, donde llegaba con su inseparable mochila, llena de papeles, leyes y códigos. Odiaba el despacho, decía que se sentía como atrapado en una burbuja, prefería la libertad de la calle y la cercanía de la gente. Durante el juicio, su defensa fue brillante. Si se hubiese pasado una encuesta a todos los presentes, se habrían inclinado a mi favor, rechazando los argumentos del fiscal; no menos hizo el juez: decretó mi absolución. Cuando salíamos, fue detenido aparatosamente por dos policías. Ante la sorpresa general, explicaron que era un interno con un grave delirio, evadido hacia un año del Psiquiátrico Penitenciario: se veía y actuaba como un gran abogado.

 

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