2011

Manuel de la Peña Garrido · Madrid 

Envuelto en su albornoz, el director del bufete se deja maquillar manoseando el sumario de una instrucción. El socio de Administrativo cubre sus partes pudendas con un decreto anticrisis. Superpiji, asociada de Mercantil, que debió sustituir Birkin y Manolos por mochila cutre y chanclas, posa insinuante, desnuda bajo la toga. Pletórica: finalmente será julio, no febrero; 31 días exhibiéndose. Las becarias –foto grupal, octubre- esperan turno para desvestirse. Se veía venir. Estalló la burbuja inmobiliaria, cayó el castillo de naipes financiero. Nuestra firma, puntera en encuestas, líder en facturación, famosa en Wall Street y la City, busca clientela con hombres-anuncio mientras tramita un ERE. “Si lo han hecho bomberos, policías, ¿por qué no abogados?”, razonó para convencernos el socio de Fiscal, máster por Harvard. Maduro imponente, oculta ahora sus vergüenzas tras un legajo. “Cheeeese…”, murmura para sonreír con naturalidad. Será agosto.

 

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