ACUSO Y DERRIBO
Ángel Montoro ValverdeYo movía la mesa cuando mi repelente hermano armaba castillos de naipes. También adorné con manchas de tinta su trabajo de perspectivas para el instituto. Otro día construyó un palacio con palillos, que acabó en ruinas de la patada que le di. Mamá, encolerizada, me reprendió por mi carácter destructivo y me hizo jurar que no lo haría nunca más. Él hizo arquitectura y yo derecho, como mi vecina, intentando empatizar con ella. Actualmente, Elena tiene dos hijos: mis sobrinos.
Mamá no paraba de elogiar el hotelazo, diseñado por mi hermano, que estaban construyendo. Lo busqué por internet y me topé con una mole de hormigón que atentaba contra el valor paisajístico del valle. Lo denuncié ante la Comisión de Urbanismo. Todos los recursos que interpuso se saldaron con resoluciones desestimatorias. Hoy demuelen la construcción.
Suena el teléfono.
—Caín Abogados…. ¿Eres tú, mamá? Te lo prometí… pero… es mi trabajo…
+32
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Ole, ole y ole. No digo más.
Gracias. Esperando tu relato.
Me ha encantado!!! Suerte, un voto y un abrazo.
Gracias Alejandra. Amiga.
¿Será verdad que uno con los años no cambia? …Pues si. Suerte.
Gracias Anna. Algo queda siempre de lo que fuimos. Un abrazo.
A un hermano todo se le perdona… menos lo de la vecina. Por ahí sí que no. Además, un caso es un caso y un abogado tiene que hacer lo que tiene que hacer (aunque todavía hoy haya que justificarse). Brillante relato, Ángel. Tienes mi respeto, como dicen en Corleone. Un abrazo enorme
Gracias campeón anual. Te contesto en domingo, que es cuando te toca ser dios.
Hola, Ángel.
Me encantan las historias de caínes y abeles y, como no esperaba menos, el primero derrota al segundo. En mi opinión, lo merecía.
Fabuloso micro, queridísimo.
Un abrazo enorrrrme y suerte con él.
Pd: Ya era hora de volver a verte por estos lares (insostenibles sin ti).
Gracias maestra. Recuerdo tu relato cainita. Un abrazo.
Enhorabuena por tu relato. Me produce una envidia bíblica, como al protagonista de tu historia. Mucha suerte!!
Nada que envidiar. Agradezco tus amables palabras.
¡Te hemos echado tanto de menos, Ángel! Hasta el título es un acierto. Ese “acuso” por “acoso”. Ahora, ¿te imaginas que el artículo de Zola fuera “Yo acoso” en vez de “Yo acuso”? La que se liaría. A partir de tu relato, podremos parafrasear así a Antonio Machado: “cuánta sangre de Caín tiene la gente jurista”.
Un abrazo, maestro.
Un abogado al que le mueve la justicia con una pizca de venganza. Ja, ja. El maestro eres tú… y lo sabes. Un abrazo.
Ángel!!! Bienvenidooo… El retorno de A. M. Valverde por la puerta grande, con un relato de dimensiones bíblicas, como el tema se merece!!!
Bravooo!!!
Que los laureles te sigan coronando como mereces!
Un gran abrazo!!!
Marta
Han pasado 18 meses desde la última vez. El cainismo no pasa de moda. Ni tu simpatía. Un saludo de un tal Valverde.
Han pasado 18 meses desde la última vez. El cainismo no pasa de moda. Ni tu simpatía. Un saludo de un tal Valverde.
Un placer leerte de nuevo, Ángel. Me encantan tus relatos y éste no podía ser menos.
Mucha suerte.
Un abrazo y mi voto incondicional.
Gracias Ana por tus amables palabras. Un abrazo.
bárbaro
Pues si yo te parezco bárbaro, tenías que conocer a mi primo del pueblo. ¡Gracias Carmen!
Las envidias son muy insanas.
Buen texto. Suerte.
Gracias Belén.
Muy bueno Ángel. El título tan bien traído es una obra de arte. Y nada peor que el dolor y venganza que el que te puedan causar los de tu propia sangre. ¡Suerte!
Sobrepasado por su hermano, incomprendido por su madre, ignorado por su vecina… demasiado bien se portó. Gracias Sergio.
Ni siquiera la vecina. Mi voto.
Efectivamente. Ni la vecina. Todos en contra. Gracias Diego.