Imagen de perfilMi pequeño despacho

Miguel A.G. 

Conciliar vida laboral y familiar puede ser un derecho, pero sobre todo es necesidad. Yo vivo solo, así que debo conciliarme conmigo mismo, pero como verán también con mi gran familia de vecinos.

Vivo en una comunidad conflictiva, y quién lo diría en un edificio de solo ocho puertas. Tenemos tantos pleitos como combinaciones entre las puertas son posibles, y todos los llevo yo, porque soy abogado y como excepción me llevo bien con todo el vecindario.

Al principio eran menudencias, camisas manchadas en el tendedero y cosas así. Luego la brisa se hizo viento y éste temporal, y rara es la puerta que no tiene un ocupante con orden de alejamiento de otro vecino.

Así que para evitar encuentros prohibidos en mi despacho, decidí trasladarlo al ascensor. Voy planta por planta recibiendo visitas para preparar adecuadamente el próximo juicio, y para verme no tienen más que pulsar el botón.

 

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