INOCENTE
Nuria RozasAquel deshollinador tan sonriente y cantarín les parecía de lo más repelente, algo inaceptable como causa de despido, así que aprovecharon para echarlo en cuanto varios propietarios lo acusaron de tejas caídas. Él, por su parte, puso un pleito a la comunidad con un abogado famoso por su arte en conciliar y en conseguir siempre las pruebas necesarias, como la videograbación de ese mismo día en la que se podía ver una camisa tras otra desprenderse de los tendales para bailar entre hojarasca, lo que señalaba al viento como autor de los hechos. Suerte que a la estrafalaria niñera de uno de los estirados vecinos le había parecido tan graciosa la imagen como para grabarla, y suerte que llevaba de todo en su bolso, incluso un paraguas mágico capaz de manipular la fecha de la grabación.
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Nuria, una gran alegría encontrarte por aquí.
Un relato muy bueno y original, me ha gustado mucho.
Te deseo mucha suerte.
Un abrazo.
Ayyy… ¡Qué ilusión acabar así febrero!
Gracias por tus palabras Javier. ¡Igualmente!
Saludos.
Hay trampas tan ingeniosas que merecen el premio del jurado.
Felicidades, Nuria
Gracias Margarita. Ojalá estuvieras entre ellos… jajaja :-)
Saludos.