Imagen de perfilDE LA PROPIA MEDICINA

ANA MARIA VIÑALS LORENTE 

Mientras esperamos para entrar en sala, recuerdo nuestros años en la Facultad de Derecho.

Las tardes que pasaba sola en la biblioteca, soporíferas primero, sumergida entre códigos de leyes tratando de memorizar artículos, excitantes después, cuando te vi entrar en ella por primera vez.

Tratar de averiguar dónde te sentarías, fingir cualquier olvido para pedirte un bolígrafo y poder entablar conversación contigo ganándome tu confianza, o ponerme un bonito collar para impresionarte, eran mis mayores preocupaciones por aquel entonces. Sentía que era un privilegio poder estar contigo. Soñé que algún día formaríamos una bonita familia y que trabajaríamos juntos defendiendo a nuestros clientes ante la justicia.

Los despistes, tu peculiar sonrisa…todo aquello que antes me resultaba encantador ahora me desquicia. Dentro de unos minutos estaremos ante el tribunal que tantas veces hemos pisado litigando para otros en espinosos divorcios pero, esta vez, los protagonistas seremos nosotros.

 

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