Testamento comprometido

Susana Urbano Gómez · Bilbao 

Estudié con detenimiento la carta que me fue confiada. Estaba lacrada de manera exquisita con un sello en forma de beso y contenía el último testamento de una viuda multimillonaria que sobrevivió a sus tres maridos: un político, un cantante y hasta un marqués. En mi condición de perito calígrafo, designando por el Ministerio Fiscal, debía verificar la letra de la finada que había muerto mientras degustaba una frugal comida a base de verdura con alta dosis de mercurio como para aniquilar a un elefante. La orientación, presión, ritmo, etcétera de las variables gráficas eran irrefutables y declaré auténtico el controvertido acto de últimas voluntades. Su familia directa, menos apenada por el óbito que por la herencia, ha solicitado la apertura de una investigación contra el amante veinteañero declarado heredero único. Será un pleito polémico pues el susodicho es un conocido futbolista, hijo de un califa árabe, sobrado de dinero.

 

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