La maldición

Marta Currás Martínez · Vigo (Pontevedra) 

Ya he perdido la cuenta de las veces que me han contado esta historia. Hoy lo hace Martínez, un jovencísimo abogado que todavía cree que no hay apelación que se le resista ni crisis que no pueda manejar. Dejo la fregona y le invito a un café, mientras recita entusiasmado la leyenda del convicto que maldijo este juzgado hace ya varios lustros. Se trataba de un pobre diablo, cocinero en un colegio de élite, imputado por envenenar a varios niños con un potaje al arsénico. Tras sufrir una defensa infame, ingresó en prisión jurando que jamás habría paz en nuestro tribunal y, desde entonces, eran ya varios los letrados que habían fallecido durante algún juicio. De pronto se detiene y casi puedo escuchar cómo su cerebro ata cabos a gran velocidad. Martínez no es ningún gourmet, así que supongo que no notará el regusto a almendras amargas de su café.

 

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