La abogada coneja

Miguel ¡µngel Gayo Sánchez · Sevilla 

En el foro se la conocía como la abogada coneja por su propensión a los partos bajo sede judicial. Neurótica e hiperactiva, la llegada al mundo de sus queridos niños se precipitó por sendas crisis: el primogénito, al romper aguas cuando corría por los pasillos del juzgado persiguiendo al Secretario que trataba de darle esquinazo; la niña, cuando en su exagerada géstica se abalanzó sobre el estrado y perdió el equilibrio. Confirmado el tercer embarazo, puso todo de su parte para tomarse los pleitos con la tranquilidad del buen gourmet, y acudió sin ánimo de bronca a presentar los escritos de apelación. Pero encontrar el puesto vacío y a las funcionarias en animado contubernio le afloró el viejo carácter. Así nacieron sus mellizos: espatarrada sobre el mostrador del Registro mientras se sellaba a sí misma, entre contracción y contracción, los recursos que traía.

 

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