Insoportable
Nuria del Peso Ruiz · MadridEl magistrado Blázquez Sanchís, todo un experto en la Constitución, fue recibido calurosamente por el auditorio. Era un hombre atractivo y rico, con fama de mujeriego, y Gloria había ido dispuesta a todo. Para un primer acercamiento, llevaba el último libro del magistrado. Además, por prevención, vestía una camisa blanco nieve de escote muy pronunciado. Blázquez Sanchís comenzó su conferencia y Gloria fijó la vista en sus labios carnosos, barruntando el instante en que los besaría. Pero cada vez que el magistrado hablaba, un hilillo de saliva formaba un minúsculo puente entre los labios. Gloria respiró hondo, aquello era una tontería, pero por más que se esforzaba no podía concentrarse, incapaz de entender una sola palabra que pronunciara esa boca mancillada por la baba. Cuando terminó la charla, Gloria abandonó la sala deseando no volver a ver al magistrado ni en pintura.