El Juicio Final

Jose Manuel Hidalgo López · Statesboro (Georgia. EEUU) 

Su Excelentísima Señoría, Teodomiro Fernández, era un juez de esos que no admiten apelación a trámite. Ya de niños recuerdo que era un severo delegado de clase. Con su natural sobriedad entró como cada mañana en el Juzgado. ¡Sus ojos no podían dar crédito a lo que estaban viendo! ¡Aquel día y en aquel distrito se iba a celebrar el Juicio Final! Dios estaba con una corte de angelotes a su derecha mientras que Lucifer estaba con otra de demonios a su izquierda. Teodomiro se rascó la cabeza. El resultado parecía sencillo, pero sabía que si desterraba a Lucifer se quedaría pronto en el paro y ¡encima en tiempos de crisis! Así que dejó el martillo a un lado y frotándose las manos dijo: -Conozco un buen restaurante llamado Purgatorio, os invito a una cena de Gourmet ¡a ver si después de dos mil años logramos llegar a un acuerdo!-

 

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