El Gran Señor

Mireia Bonaventura Caparrós · Barcelona 

No daba crédito a lo que oía, aquel mequetrefe debía haberse equivocado, eso no les pasaba a los grandes y poderosos hombres de negocios como él. ¿No estaba en boca de todos que la Justicia no existía, que era una mera falacia, que los que tenían dinero siempre conseguían escapar de ella? Los niños corrían por la estancia, mientras el caradura de su abogado le explicaba que ya no era posible ninguna apelación ni tampoco era viable una revisión del caso. Acababa de pasar por el Juzgado y un funcionario le había chivado el fallo de la sentencia. Ahí estaba el gran señor, intentando digerir la noticia. Hombre refinado, de gustos caros, gran gourmet y amo de todas las fiestas……. El abogado le sacó de sus ensoñaciones al manifestar “vienen tiempos de crisis”. Por un instante, pensó en estamparlo contra el Miró que colgaba a sus espaldas.

 

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