Cuarentón

Isabel Rodríguez Madrid · Córdoba 

Y yo qué, ¿dónde está mi marido? porque el mamarracho que me está mirando con cara de idiota no es el brillante abogado con el que fui al altar. Esta no es la vida estructurada y sosegada que me prometiste. Como te atreves a decirme que baje la voz, acaso te pedí que me trajeras a cenar al dichoso restaurante que frecuenta la panda de descerebrados que trabajan contigo en los juzgados, sí, esos tiquismiquis que se las dan de distinguidos gourmet con gusto delicado y exquisito paladar, los mismos que comen hamburguesas un día sí y otro también. Puedo comprender que estés más horas en el juzgado preparando apelación tras apelación que en casa, pero que pases los fines de semana haciendo puenting, escalada, parapente o barranquismo. Dime tú como les explico a los niños que papá se esconde tras la adrenalina para franquear la crisis de los cuarenta.

 

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