DUELO A MUERTE
Ruth González PoncelaAposté ciento cincuenta euros con un joven colega del turno de oficio a ver quien de los dos escribía el mejor microrrelato en el menor tiempo posible. Ganaría la apuesta el que fuese seleccionado. Tras una breve negociación convinimos que si ambos eran publicados, se declararía victorioso el que obtuviese más votos.
Antes de comenzar el reto, aportamos varias ideas para no coincidir en la temática. Él dijo que escribiría sobre algún caso relacionado con la Ley de Igualdad. Yo respondí que prefería contar alguna anécdota judicial.
Mi sorpresa fue que en menos de lo que canta un gallo, él tan eficiente, tenía listo un relato bastante bueno, casi perfecto, mientras que yo ni siquiera había abierto el ordenador.
Preso de la envidia, le asesté un golpe mortal cuando me confesó que lo había creado mediante Inteligencia Artificial. ¡Menudo farsante!
Lo maté por una buena causa: triunfar en este concurso.