Imagen de perfilNoticia de un secuestro

Jerónimo Hernández de Castro 

Una vez comprobada la autenticidad de las llamadas, el abogado García, socio y copropietario del bufete Márquez y García encendió un cigarrillo en la soledad del despacho. Ante sí tenía una difícil alternativa, sin nadie capaz de mediar en el conflicto. Necesitaba adoptar una resolución urgente, pero más que el peligro que corría la vida de Márquez, le angustiaba no haberle hecho caso en su momento. Recordaba la violenta confrontación por una falta de consenso que casi llevó a la ruptura de la sociedad, cuando su socio quiso disuadirle para rechazar la oferta del clan rival del cartel a cuyo servicio estaban hace años. -No tienen por qué saberlo nunca, había sentenciado García cuando zanjó la cuestión y asumió en exclusiva la cartera del nuevo cliente.
Lo extraño era que los raptores no pedían rescate, sino que ofrecían una jugosa cantidad para que no denunciara la desaparición el tiempo necesario.

 

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