Imagen de perfilCaptadas por las redes

Maria Navedo Saurina 

No le tembló el pulso cuando firmó la orden judicial para la entrada en domicilio. Su fama le había precedido durante su carrera pero nunca sospechó que le daría fin con la instrucción de semejante delito. Su rostro mudó por completo cuando le mostramos lo que había detrás de aquella puerta…¡Él, que creía haberlo visto casi todo! Visualizó lo que eran falsas promesas truncadas sobre camastros. Por un momento se sintió impotente para compensar tanta ruina moral, con un marco legal demasiado estrecho para imponer la pena que se merecían los malhechores. Las chicas liberadas tendrían la edad de sus nietas…podrían haber sido ellas. Todas temblaban asustadas como pájaros cuando les tomaron declaración. Con su última decisión confiaba que les aguardara un futuro mejor. Al fin y al cabo, qué es la esperanza sino «regar flores marchitas».

 

+11

 

Queremos saber tu opinión

6 comentarios