Imagen de perfilPIDE UN DESEO

Ana Isabel Rodríguez Vázquez 

Mi condición de hija única se la debo a la gripe del 18.
Mi madre decía que si la vida te da una segunda oportunidad, la pobreza no debe ser una excusa.
Y aunque la situación global era poco prometedora, mi tesón y esfuerzo dieron sus frutos.
En plena posguerra me convertí en una joven abogada dispuesta a erradicar prejuicios y empezar a cambiar las cosas.
Me impliqué en luchas sociales que me llevaron a conocer el interior de los calabozos, fui testigo de sorprendentes avances tecnológicos, e incluso tuve tiempo de formar una gran familia a la que llevo meses sin poder abrazar.
Me he despedido de muchos amigos, pero por alguna razón yo sigo aquí, a punto de soplar las infinitas velas de esta tarta.
No sin antes cerrar los ojos y pedir un deseo…
A mis años, solo queda creer en los milagros.

 

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