Imagen de perfilTiempos inseguros

Calamanda Nevado Cerro 

Le pido en oración al Arcángel San Gabriel que ella vuelva al bufete sin fecha de caducidad. Todo iba bien cuando rezaba por nosotros: “Eres el mensajero del Altísimo, el Poder de Dios, el que mitiga sufrimientos para que tengamos felicidad, trabajo, y dicha” ¡Puñetas! Según ella puede hacer cualquier cosa porque cuenta con legiones de ángeles.
¿Logrará traerla? Lo imploro con devoción. Llevo su tatuaje bajo la toga. La petición no será imposible pero mi latín una decepción para él. Aun así confío. Le he prometido al Serafín, en un tiempo razonable, rezarle de memoria padrenuestros y ave marías en esa lengua como los antiguos romanos. Aquellos primeros cristianos llevaban pan y vino a la liturgia; yo colaboro económicamente con la cesta en el momento del Ofertorio, y canto en gregoriano y visigótico abrazado a sus alas:
“Sálvanos de esta larga crisis. Hágase tu voluntad, y la mía. Amen“.

 

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