Caso resuelto

María Antonia Lucas · Madrid 

El cartel descolorido de mi oficina me dio la pista para aclararlo todo. Hasta ese momento sabía que algo no cuadraba en esa historia pero no conseguía averiguar el qué. Nerviosa, por fin me decidí a escribir en mi teléfono táctil, el mensaje que había imaginado: “Profesor, lo sé todo y puedo demostrarlo, nos vemos a las 18:00 en su despacho para darle la oportunidad de darme una explicación”. Dudé un par de minutos antes de pulsar la tecla enviar, consciente de que si las cosas no salían bien habría firmado mi sentencia de muerte pero la imagen de mi foto en los periódicos me impulsó a hacerlo. Ya podía ver los titulares: “Abogado resuelve el caso del año”, después escribiría un libro y Spielberg me compraría los derechos de explotación. Ensimismada con mi triunfo inminente no escuché el chasquido al arrancar el coche y después…mis sueños volaron en pedazos.

 

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