Intuición

Dulce García Lemos · A Coruña 

Ceñirse a los hechos, repitió para sí la jueza; sin embargo, su intuición le decía que la acusada era inocente; quizás por su mirada resignada o su aire ausente. Tras desestimarse el recurso de la defensa, la declaró culpable del asesinato de su marido. Familiares y vecinos habían testificado que el matrimonio discutía y peleaba continuamente. Esa misma tarde, sin explicarse por qué, la jueza cruzó el puente que llevaba a los suburbios de la ciudad y caminó hasta la casa de la mujer. Levantó el cuello del abrigo; estaba nublado y comenzaba a refrescar. Sin vacilar, se dirigió al huerto, donde había sido encontrado el cadáver. Un adolescente, de unos catorce años, estaba sentado rodeado de calabazas que tallaba con un cuchillo de punta afilada. Reconoció en él al hijo de la condenada. ¡¨Qué busca aquí?, le dijo sin mirarla. Ceñirse a los hechos, repitió para sí la jueza.

 

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