Polisemia delictiva

Eugenio Piñero Almendros · Valencia 

Desde joven se esforzó por enriquecer su vocabulario. El suyo y el de los suyos. Les mostró la importancia de la metonimia, el oxímoro y la sinonimia. Su lema: dos palabras mejor que dos balas. El día 13 abrió el periódico por la página 57. Los suyos le hicieron llegar un mensaje a la cárcel en forma de crucigrama jeroglífico. Se centró en las horizontales 1, 3, 5 y 7. Marcó palabras y escribió sus sinónimos al lado: La «marmota» está hibernando. (Criada) El mayordomo limpió la «mermelada». (Desastre) El «estante» que hay junto al horno está vacío. (Estrado) El caballo galopará tras poner «sus patas a remojo en el estiércol húmedo». (Fianza) Tradujo: “liquidada la criada, la situación había mejorado; sin testigo no hay juicio, y la fianza le permitiría huir del país.” Sonrió. Sus esbirros habían aprendido a utilizar el diccionario. El resto lo haría su abogada.

 

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