Un buen caldo

Sol Olba Boronat · Valencia 

Fue providencial que Lorenzo perdiera aquel litigio, porque sirvió de cortina de humo para desviar la atención cuando desapareció. Y él aprovechó la ocasión lanzando los rumores adecuados en el pueblo. Nada funciona mejor que el chismorreo. Se le dió por desaparecido. Caso cerrado. Ya podía respirar tranquilo; aquel imbécil de Lorenzo no presentaría nunca la denuncia contra él por malversación de fondos. No podía permitir que hundiera su reputación, era el concejal más admirado y respetado del pueblo y quería seguir siéndolo. Recordaba la tarde que lo citó en sus bodegas. Le vino una visión fugaz de su enemigo, empapado en caldo e hinchado como un pez globo en el fondo de la gran cuba. Respiró hondo y se sentó al piano. Acarició el teclado y empezó a tocar una melodía. La llamaría «Vino con cuerpo». Y sería un éxito en las fiestas de la próxima vendimia.

 

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