Orden ascendente

Miriam Malagrida Comas · Barcelona 

Poco a poco me elevo. No sé qué me pasa, subo hacia arriba como abducido por una fuerza sobrenatural. El teclado, el despacho, el bufete, la ciudad, todo se va volviendo más y más pequeño hasta que desaparece. Ahora solo veo campos en época de vendimia a lo lejos. Subo y subo. Empiezo a olvidarme de las denuncias de mis clientes, de los litigios abiertos. También las preocupaciones se van achicando. Más arriba, más arriba. Abajo ya no encuentro tierra. A mi alrededor, solo distingo nubes. Grandes globos de algodón flotan en el aire y yo nado ágil entre ellos. Intento palpar mi carne, pero ni siquiera tengo cuerpo. ¿Estoy muerto? ¿Existo? Me siento relajado, libre. Esto debe de ser el cielo. Qué felicidad no tener que pensar en nada. Solo me gustaría notar, una vez más, sus cabellos contra mi cara al despertar.

 

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