Imagen de perfilEL JUICIO DE SU CONCIENCIA

Miguel Ángel García Rodríguez 

El juicio de su conciencia había comenzado tras aparecer un enorme anillo a la vez que se producía el hincado de rodilla.
El testimonio del demandante fue crucial: ¿Quieres casarte conmigo?
Su corazón, aún en decomiso tras ser robado por un delincuente emocional, era presentado como prueba material en contra de una respuesta afirmativa.
El fiscal de su memoria fue implacable, sacó hasta el tema de los suegros insoportables.
Su abogado, en cambio, planteó todas las ventajas, presentando el caso como un sueño cumplido.
Ante el alargamiento del procedimiento sin una respuesta clara, ¿cuál era el plan? ¿Un aplazamiento, tal vez?
La rodilla hincada en el suelo empezaba a doler y la mano con el anillo en alto empezaba a entumecerse, pero nadie dijo que la justicia fuera rápida.
De pronto, el veredicto: Sí, quiero.
¿El futuro? Incierto, pero a veces la justicia también se equivoca.

 

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