Imagen de perfilMiguel y Jaime

Felipe Alcalá-Santaella Llorens 

Miguel revisó sus notas. Enfrente Jaime, que también releía su carpeta.

El juicio fue complejo, mucha prueba testifical y documentación que cotejar.

Curiosa pareja de baile Miguel y Jaime. Se conocieron en una sala de vistas, Miguel era el acusado y Jaime el fiscal. El proceso pasó factura a Miguel, y es que delinquir no sale gratis. Empezó a frecuentar “Utopía”, un bar de aspecto inquietante para ahogar sus penas. La casualidad quiso que ese bar fuera también el santuario de Jaime, y se hicieron amigos.

De derecho no hablaban, pero sí de música. Miguel tocaba la guitarra y Jaime el bajo, y sus voces se complementaban muy bien. Consiguieron una actuación fija los viernes a las 23:00h en Utopía, y llenaban el local. El próximo viernes, día de Todos los Santos, celebrarían el aniversario de su primer disco por todo lo alto.

 

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