Imagen de perfilLA IMPORTANCIA DE VESTIR BIEN

Belén Sáenz Montero 

Una pasada urgente del peine sin mirarme al espejo. Esquivar después mi imagen en el ascensor y, mientras camino, fortalecer mi espejismo de seguridad concentrándome en las nubes para no deprimirme con el reflejo que devuelven los escaparates. Todo esto de la diversidad, de la responsabilidad moral de aceptarnos está muy bien, pero cuesta un mundo si eres un tipo del montón, casi diría que contrahecho. Para mí, que tengo el orgullo de ser abogado, la solución llega en el juzgado, cuando me pongo la toga. Oigan, es como si fuera la capa de un mago. De camino a la sala me contemplo en el pulido mármol del suelo, en las bruñidas puertas de los despachos. Y soy tan alto como Atticus Finch; sagaz como el obeso defensor de Testigo de Cargo. Hay días que me siento un apuesto Tom Cruise o, incluso, el Paul Newman maduro de Veredicto Final.

 

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