Horizonte a medianoche
Marta Trutxuelo García23:50 p.m. Control de acceso, apertura de puertas y una melodía de tacones sincopados en crecimiento ascendente por la escalerilla de titanio. Un vuelco en el estómago me anuncia su inminente llegada. Ella. Esperanza. Tras ese mechón que juega al escondite con su mirada plateada. Y un as camuflado bajo un pliegue de su toga de aluminio: «Garantizado el suministro de alimentos a perpetuidad en lugar de destino…», «… prospera el recurso contra la Ley interestelar de asilo…», desvela la sentencia encriptada en el dispositivo interno de mi abogadandroide Esperanza. Ella me facilita los salvoconductos que nos van a proteger en nuestro viaje y nos despedimos. Abrazar a un ser metálico nunca me transmitió tanto calor y confianza.
23:55 p.m. El navegador pone rumbo al horizonte rojo de nuestro nuevo hogar, allende las galaxias, en otro planeta, libre de hambre y guerra para nosotros, los últimos refugiados de la humanidad.
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Me dan ganas de quedarme con Esperanza viendo como los demás ponen rumbo al horizonte. A fin de cuentas, alguien debe quedarse para que tu abogadandroide no se oxide con sus propias lágrimas metálicas. Precioso relato, Marta. Repleto de frases definitivas. Enhorabuena y mi voto.
Gracias, Nicolás!!!
Claro que sí… alguien tiene que despedir a los que parten, verdad??’ Yo, como autora, te incluyo en el público, sin duda.
Me has leído el pensamiento… pensé hacer llorar a la pobre «replicante» legal, pero pensé,… y si se me cortocircuita la pobre y de paso el relato??? ja, jaaa!!!
Gracias, amigoo!!!
Un abrazooo!!
Y un abrazo enorme, Marta, que estamos perdiendo las buenas costumbres.
Lo he descontado de los 12.343… je, jee…
por cierto… cada vez que veo tu foto de perfil, así, en pequeñito, dudo entre la que es, Jack Lemmon (que es, claro) y una imagen de Lionel Barrymore de la peli «Qué bello es vivir»… es curioso, no???
Otro abrazote, amigo!!!
En un futuro distópico también necesitaremos abogados. Puede que lo hayamos enrevesado todo tanto que ya no puedan ser humanos, sino androides, los únicos capaces, con una tecnología compleja, de enfrentarse a una enmarañada estructura legal. Cualquier cosa con tal de escapar de un lugar condenado por nuestra mala cabeza y peor gestión. Tal vez empezando en otro lugar y, sobre todo, aprendiendo de tantos y repetidos errores, tengamos alguna Esperanza, así, con mayúscula, como el apropiado nombre de esta auxiliar legal.
Un relato muy imaginativo.
Un abrazo y suerte, Marta
Ángel… generoso comentario el tuyo, como siempre! Te lees los relatos y los exprimes de manera que siempre descubres algo que hasta el propio autor era consciente de haberlo transmitido.
Una aclaración: que no te escuche Esperanza, que es muy sensible!!! No es «auxiliar legal», se licenció en Derecho en la unversidad a distancia e-Casiopea-15 y tras opositar a juez titular intergaláctica, ha solicitado plaza en el distrito 03-11-69 de Marte, donde le esperamos desde que partimos aquel día a medianoche.
Un gran abrazo, Ángel!!
Marta
Hola, Martutxi.
Hasta el nombre está bien elegido para esa androide sincopada y taconera.
Si encuentras un planeta libre de hambre y de guerras, me gustaría que me informaras de ello. No sé si abandonaría mi casa, pero como segunda residencia seguro que me encantaría.
Un micro sensacional, como todo lo que escribes, con ese halo de pizpireta que fascina.
Abrazos enormísimos.
Y suerte!!!
Gracias, Towiiii!!!
Luego te paso la dirección para que la metas en el GPS y ponemos rumbo en popa a toda vela!!!
Ahora que pienso lo de los pasos síncopados, creo que la pobre Esperanza estaba coja, pobrecitaaaa, o eso, o subía la escalinata marcándose un swing, por la alegría de la noticia, ja, jaa… prefiero esa opción!
Un abrazote ovillado!
Marta
Una tanda de aplausos acompasados por ese mechón juguetón; otra de aplausos sincopados por los tacones y otra tanda a contratiempo por tu buen hacer. ¡Suerte!
Gracias, amigo!!!
Ruborizada estoy con tal salva de aplausooos… oichhhh!!!
Un abrazo!!
Marta
Oleee, qué chuli, Martuxi! Frases preciosas de principio a fin. Mi voto para tu «abogadroide». Oye, yo de ti patentaba ese nombre, que no creo que tardemos en usarlo, jeje. Besicosssss
Capiiii… graciaaas por tus palabras… te dejo que patentes la palabreja que para eso eres del gremio, y seguro que taconeas igual de bien que ella, ja, jaaa!!!
Un besico de vuelta para ti!!!
marta
Enhorabuena, Marta. Gran descripción de tu »abogadandroide» y con tinte cinematográfico que nos hace recordar a la guerra de las galaxias. Mi voto.
Dejar la Esperanza atrás me parece muy metafórico. Pero cualquier cosa con tal de preservar a la Humanidad.
Ojalá no nos encontremos nunca en la Vía Láctea.
Un abrazo, Marta.
Genial, Marta, como siempre. Mucha imaginación y muy bien contado.
Suerte y un abrazo.
Y mi voto.
Votada Marta.
Los abogados androides no los tenemos tan lejos, me temo. La inteligencia artificial nos pisa los talones a todos los abogados… Buen relato, mi felicitación y voto. Gracias Marta.
Me gusta mucho la ciencia ficción.
Saludos y voto.
Uff, qué escalofríos.
¿Abogadandroides? Mejor que abogadengendros, que haberlos, haylos.
Mucha, y juena, suerte, Martutxu, la vasca más entrañable de la basca microrrelatista.
Marta, muy imaginativo y futurista tu relato, pero lleno de realidad.
Te deseo mucha suerte y te dejo mi voto.
Un saluso.
Muy original
Hola, Marta.
Un relato original, de vuelos estratosféricos…
Un futuro libre de hambre y guerras.
Y, la abogadandroide Esperanza que facilita dicho futuro a los últimos refugiados humanos.
Ingenio y esperanza en tu «Horizonte a medianoche».
Felicidades, Marta!!!
Un abrazo y mi voto.
Marta, mi cibervoto para tu utópico futuro en el que parecen solucionarse grandes problemas endémicos de la humanidad. Suerte.
Reconozco que, por una razón o por otra, no te había leído hasta el momento, quizá porque hay muchos relatos para leer y también porque siempre voto solo a uno y, aunque a veces, las más, es difícil decidirse por uno, ahora que por fin te leí, lo tengo claro. Me quedo con tu Esperanza biónica abogandroide.
Desde mi despacho en la planta 156 en la torre de evaporación nitrosa, en el cráter Pompeya, en el sector 23 de Marte, mi voto es tuyo. Fin de la transmisión… Bip.
¡Qué original! Mi voto por ese horizonte rojo y los tacones sincopados de esa abogadandroide.