Imagen de perfilJUVENTUD, DIVINO TESORO

María Dolores Moya Gómez 

Cuando yo era pequeño pregonaba orgulloso: “Mi papá es un héroe, encierra en la cárcel a los malos”. Crecí y pasó a parecerme un guardia villano respirando siempre pegado a mi nuca. No soportaba su paliza de verborrea fiscal aplicada a la paternidad, su impunidad para desestimar rotundamente cualquier defensa que yo hiciera de mis actos de juventud en cuanto rozaran las líneas de “sus normas”. Le odiaba. Pero pronto descubrí que mi vocación era la misma que la de él, debía estar en los genes. Treinta y cinco años después mi hija y yo tenemos una crisis paterno-filial. Me recrimina que mi personalidad es insoportable y ha decidido alejarse de mí una temporada. Mañana cumple dieciséis años. En un mes se irá de intercambio para todo un curso. Algo me dice que ella no seguirá mis pasos; intuyo que llegará a juez.

 

+4

 

Queremos saber tu opinión

3 comentarios