Toga sin género
Pedro Antonio Herreros RullAquella pregunta siempre me resultó muy inquietante por recurrente. Al principio solo me la hacía cada aniversario, después todos los meses y últimamente todos los puñeteros días: ¿Por qué contraje matrimonio contigo si sabía que ibas a delinquir?. No necesité cotejar con nadie mis impresiones, sabía cien por cien que lo ibas a hacer. Y lo has hecho, ¡vaya que si lo has hecho! Mi cuerpo yace ahora en el suelo, inmerso en un amapolado mar de mi propia sangre. No tengo fuerzas para levantarme y, ahora que abandono este mundo, en este baile de sensaciones, solo puedo decirte que siempre te amé, que te quise por encima de todo, que mi amor hacia ti fue ciego pero que, como ya te advertí, jamás utilizaría mi toga para defender tu falta de escrúpulos.