Alicia

Rubén Gozalo Ledesma · SALAMANCA 

Mis neuronas están en huelga. Ayer, sin ir más lejos, presenté ante el juez la receta del postre casero de mi madre, en vez del recurso de suplicación, que dejé calentando en el horno para comérmelo al mediodía. Al llegar a casa, metí a los niños en la lavadora, puse el programa de centrifugado y llevé la ropa sucia al colegio. Después planché los muebles, eché fuego a los geranios y fui hasta la pescadería para cobrar el reintegro de la bonoloto. Aproveché las ofertas de la charcutería y contraté un plazo fijo de 3.000 euros. —Esos libros de derecho te están trastornado —dijo mi marido. Lo curioso es que jamás me he casado, pero por si acaso mañana mismo, presento en los juzgados la demanda de divorcio. Y también aprovecho para interponer una orden de alejamiento contra esa loca que me mira desde el otro lado del espejo.

 

 

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