Mi futuro como letrada
Isabel Cervantes · BarcelonaMi recién y flamante carné de abogada ejerciente asomaba por mi humilde cartera .
Subí las escaleras del Palacio de Justicia, nerviosa pero segura. Inconscientemente no paraba de darle vueltas al anillo verde de mi abuela.
Cuando llegué, se había producido un cambio de sala. «Empezamos mal», pensé. Pero los abogados allí presentes dijeron «¡Vaya, otra vez!». Me relajé.
Después de muchos años imaginándomelo, finalmente ahí estaba «luciendo» una toga tres tallas más grande y con tres décadas más que yo.
Sonrojada, me halagaba que mi vecino hubiera confiado en mí para defender la conservación de su pequeño huerto. Si lo perdía, su ilusión para convertirse en emprendedor-influencer quedaría sentenciada.
La jueza nos instó a promover un Acuerdo extrajudicial en unos términos inaceptables para mi representado, lo cual rechacé con los debidos respetos. Iríamos a juicio.
Entusiasmada, sentí cómo empezaba a vivir mi futuro como letrada.
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Siempre hay una primera vez que emociona y aterroriza a partes iguales. Lo bueno es que el entusiasmo no se pierda después entre la rutina.
Un saludo, Isabel
Muchas gracias, Margarita :) Coincido plenamente contigo, lo importante es que el entusiasmo se mantenga siempre. Saludos y gracias por tu comentario.
Se comienza con un vecino que deposita la confianza en un profesional primerizo y con un litigio menor, pero nunca se sabe como terminará. Las ganas de esta letrada apuntan maneras.
Un saludo y suerte, Isabel
Efectivamente, Ángel. Se comienza con un vecino… pero imagínate la de gente que puede conocer ese vecino… :) Muchas gracias por tu comentario. Saludos.