Imagen de perfilMemorias de un abogado

JESÚS DOMÍNGUEZ GÓMEZ 

Aquel pueblo era viva imagen de mi infancia; con sus casas encaladas y naranjos inundando las aceras. Gente sencilla y añeja miraban con cierto recelo a este desconocido forastero que sostenía maletín de piel y preocupaciones de su cliente. Un fuerte olor a especia, salido de los ventanales de una pintoresca cocina de hornillo y cerámica de barro, contribuía a agitar aún más mis recuerdos, y me trasladaba a aquellos veranos en la vieja Andalucía. De nuevo, revisé mi correo electrónico, en un segundo intento por encontrar aquel bello edificio de piedra gris y blasón renacentista; antiguo palacio desde el cual se impartía la justicia de campesinos y se resolvían litigios de arrobas. Privilegiada tarifa y peaje para un abogado poder descubrir cada día parajes como éste que nos devuelven, aunque sea sólo por unos instantes, a lo más hondo de nuestra memoria.

 

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